miércoles, 22 de agosto de 2012

Somos tercer mundo

España contemporánea, España modernísima, España igualitaria, España crisol de culturas. ¿A quién quieren engañar? La verdadera MARCA ESPAÑA que tanto interesa mostrar está a años luz de lo que debería hacernos sentir orgullosos. Nuestra historia reciente persiste y sigue definiendo todavía la manera en la que se estructuran nuestras sociedades. Y es que si echamos la vista atrás, a los años ochenta y vemos un poco más allá de la Movida Madrileña en las calles y oficinas de las ciudades ahora más cosmopolitas nos daremos cuenta que el ambiente era más o menos este:
Señores morenos con pelazo, puro y bigotón. Un panorama que tiene mucho más que ver con lo que verdaderamente somos los españoles: Unos moros venidos "a más". Y a mucha honra, ¿Eh? Porque la cultura es eso, y es nuestra y hay que estar orgulloso de ella para poder compartirla y hacerla más sabia. Sin embargo se han encontrado ciertos hábitos heredados de nuestros antepasados (no necesariamente moros) que podrían resultar dañinos y que persisten en nuestra sociedad. Por ejemplo, echemos un vistazo al mercado de debajo de mi casa cuando una señorita decide ir a hacer la compra en soledad y minifalda:

No voy a decir que esto en Alemania no pase (aunque seguramente no pase TAN A MENUDO ni este tipo de conducta ni esté TAN NORMALIZADA) porque no estoy aquí para dar la brasa con temas de igualdad institucional, vengo a hacer reír y a plantear soluciones para la vida moderna. Y es que hasta que la cosa cambie, y todos esos tenderos tengan una muerte agónica de viejo verde, lo ideal es bajar al supermercado acompañada de tu maromo y oye, si no lo tienes, pues te lo fabricas.

Hablar de inmigración es como hablar de feminismo: cuando uno no es experto en el tema es muy fácil pillarse los dedos y evitar que te lapiden a base de comentarios. Yo vivo cerca de Lavapies y viva la mezcla de culturas, Pakistán, el dim sum y la pastela. Es un mundo ideal donde las culturas se mezclan unas con otras, los conejitos marrones van a la mezquita y los blancos a misa de ocho, y luego llevan a sus hijos juntos al colegio y forman un tapiz que riete tú de las campañas de Benetton de los 90. Pero en cuanto se te ocurra subir por la plaza sola y sin un chador, pasará lo que pasa...


Y sabes que si fueses acompañada no te dirían ni mu, al igual que cuando pasan niños o señoras, así que oyes, normal, empiezas a elucubrar fantasias de reconquista a base de botas de punta de acero:

Y sacudes tu cabeza pensando ¡No! ¡No! ¡Esto está muy mal! ¿Es que no has visto American History X? Lo mejor quizá, sea optar por sustituir los códigos de la Hiyab por algo visible pero que respete a todo el mundo menos, quizá, a ti misma. 

Todo depende de donde estén los límites de tu dignidad.

RESPETO HERMANOS. Y un besito.